La actividad física regular es uno de los hábitos más efectivos para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida. A diferencia de los medicamentos, no tiene efectos secundarios negativos y ofrece beneficios para casi todos los sistemas del cuerpo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado o 75 minutos de actividad vigorosa. Sin embargo, cualquier movimiento es mejor que ninguno. Incluso pequeñas acciones como subir las escaleras, caminar en lugar de usar el auto o bailar mientras se hacen tareas del hogar suman grandes beneficios.
Hacer ejercicio reduce el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, hipertensión, osteoporosis y algunos tipos de cáncer. También fortalece los músculos, mejora la flexibilidad y mantiene las articulaciones saludables.
Pero los beneficios no son solo físicos. La actividad física mejora el estado de ánimo al estimular la liberación de endorfinas y serotonina, sustancias que ayudan a reducir el estrés y la ansiedad. También favorece el sueño reparador y aumenta la energía diaria.
Además, el ejercicio puede ser un espacio de socialización y diversión. Participar en clases grupales, salir a correr con amigos o practicar deportes en equipo fortalece las relaciones y contribuye al bienestar emocional.
La clave está en encontrar actividades que se disfruten, para que no se sientan como una obligación, sino como un momento de autocuidado. Con pequeños pasos constantes, la actividad física se convierte en un aliado indispensable para una vida larga y plena.
Fuentes:
World Health Organization. (2020). Physical activity. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity