Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021), cada año fallecen aproximadamente 17.9 millones de personas por este tipo de afecciones, lo que representa cerca del 32 % de todas las muertes globales. Sin embargo, la gran mayoría de estos casos podrían prevenirse mediante cambios en el estilo de vida, control de factores de riesgo y atención médica temprana.
¿Qué son las enfermedades cardiovasculares?
Las ECV engloban un conjunto de trastornos que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Entre las más comunes se encuentran:
- La cardiopatía isquémica (infarto de miocardio).
- Los accidentes cerebrovasculares (ACV).
- La insuficiencia cardíaca.
- La hipertensión arterial.
- Las enfermedades de las arterias periféricas.
Estos trastornos suelen estar relacionados con la acumulación de depósitos grasos en las paredes de los vasos sanguíneos (aterosclerosis) y con la formación de coágulos que pueden obstruir el flujo sanguíneo.
Factores de riesgo: el enemigo silencioso
El desarrollo de enfermedades cardiovasculares está fuertemente asociado a varios factores de riesgo, muchos de ellos modificables. Entre los principales se encuentran:
- Tabaquismo.
- Dieta poco saludable (alta en grasas saturadas, azúcares y sodio).
- Inactividad física.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Sobrepeso y obesidad.
- Hipertensión arterial.
- Diabetes mellitus.
- Niveles elevados de colesterol y triglicéridos.
De acuerdo con la American Heart Association (AHA, 2023), controlar estos factores puede reducir hasta en un 80 % el riesgo de desarrollar ECV.
Prevención primaria: actuar antes del primer síntoma
La prevención primaria se centra en evitar la aparición de enfermedades cardiovasculares en personas sanas. Algunas estrategias clave incluyen:
Alimentación saludable
Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescados y grasas saludables (como el aceite de oliva y los frutos secos), es esencial. Reducir el consumo de sal, azúcares refinados y grasas trans ayuda a mantener niveles óptimos de colesterol y presión arterial (Mayo Clinic, 2023).
Actividad física regular
Realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana (como caminar, nadar o andar en bicicleta) contribuye a mantener un peso saludable y fortalece el sistema cardiovascular (European Society of Cardiology [ESC], 2021).
No fumar
El tabaquismo es uno de los factores de riesgo más importantes y modificables. Dejar de fumar reduce rápidamente el riesgo de enfermedad cardíaca y mejora la función vascular (AHA, 2023).
Control del estrés
El manejo del estrés mediante técnicas como la meditación, el yoga o la terapia psicológica ayuda a reducir la presión arterial y el riesgo de arritmias.
Prevención secundaria: cuidarse después de un evento
La prevención secundaria está dirigida a quienes ya han tenido un evento cardiovascular (como un infarto o un ACV) o presentan factores de alto riesgo. Su objetivo es evitar nuevas complicaciones y mejorar la calidad de vida.
Esto implica el uso de medicamentos (estatinas, antiplaquetarios, antihipertensivos), seguimiento médico continuo y cambios drásticos en el estilo de vida (Arnett et al., 2019).
La importancia del monitoreo y las revisiones médicas
Las evaluaciones periódicas permiten detectar a tiempo condiciones como la hipertensión o la diabetes, que pueden pasar desapercibidas durante años. La American College of Cardiology (ACC, 2022) recomienda realizar chequeos cardiovasculares anuales a partir de los 40 años, o antes si existen antecedentes familiares.
Tecnología y prevención
En los últimos años, el uso de tecnología portátil (wearables), aplicaciones de monitoreo y telemedicina han facilitado el seguimiento del estado cardiovascular en tiempo real. Estas herramientas ayudan a identificar alteraciones y motivar al paciente a mantener hábitos saludables (ACC, 2022).
Educación y compromiso personal
La prevención cardiovascular no depende solo de médicos y hospitales; es una responsabilidad compartida que comienza en el hogar. La educación desde la infancia sobre hábitos saludables, el fomento del ejercicio y la alimentación consciente son pilares fundamentales.
La prevención de las enfermedades cardiovasculares es la estrategia más eficaz para reducir muertes prematuras y mejorar la calidad de vida. Actuar a tiempo, adoptar hábitos saludables y realizar chequeos médicos periódicos son pasos clave para asegurar un corazón fuerte y una vida más larga y plena.
Fuentes
American College of Cardiology. (2022). Digital health and remote patient monitoring for cardiovascular care. https://www.acc.org
American Heart Association. (2023). Heart disease and stroke statistics — 2023 update: A report from the American Heart Association. Circulation, 147(8), e93–e621. https://doi.org/10.1161/CIR.0000000000001123
Arnett, D. K., Blumenthal, R. S., Albert, M. A., et al. (2019). 2019 ACC/AHA guideline on the primary prevention of cardiovascular disease. Circulation, 140(11), e596–e646. https://doi.org/10.1161/CIR.0000000000000678
European Society of Cardiology. (2021). Cardiovascular disease prevention and management in clinical practice. European Heart Journal, 42(44), 4605–4647. https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehab484
Mayo Clinic. (2023). Heart disease prevention: Strategies to keep your heart healthy. https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/heart-disease/in-depth/heart-disease-prevention/art-20046502Organización Mundial de la Salud. (2021). Enfermedades cardiovasculares. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cardiovascular-diseases-(cvds)